El padre le dio un beso a su
hijo una vez que lo acostó y después le contó un cuento antes de que se
durmiera. Mientras su niño cerraba los ojos el padre lo observó durante un buen
rato pensando en la suerte que tenía de estar ese instante con él. Lo que
tendría que ser la norma, pasar la mayor
parte del día con su hijo, se volvía la excepción. Cómo sacar tiempo para
enseñar, jugar, disfrutar de su compañía si tenía que buscarse la vida en
trabajos extenuantes, mal pagados, sumergido en la vorágine de la vida
cotidiana convertida en un maltrato constante hacia su persona; malvendiéndose
para comer y poder sobrevivir junto con su pequeño. Pensaba en esta vida presente
mutilada, robada, saqueada, escamoteada.
Cada día que pasaba veía
como los dolores en las cervicales aumentaban fruto de doblar la cerviz día sí
día también en un robo continuo de la dignidad. Caminaba y veía a mucha gente
que no se daba cuenta, o no quería darse cuenta, del mundo atroz, salvaje,
individualista que les dirigía y sometía. Lleno de furia no entendía porque las personas se dejaban someter y engañar por una vida ideal prometida por las clases
dominantes para poderlos estrujar, manipular y devorarlos mejor, sin el menor
asomo de moralidad. La esclavitud, pastoreada por el dominio de la mente y del
miedo, ya no necesita ejércitos que sometan; la ideología dominante posee los
medios de comunicación que es un arma más potente más letal. Salirse del rebaño
era su única oportunidad, encontrarse con nuevas luchas de liberación humana.
Para hablar de reconquista de espacios públicos, de democracia directa, de
redistribución de la riqueza, de justicia social, del derecho al trabajo y de
su reparto, de solidaridad, cooperación, del ocio como virtud alejada del
consumismo… en fin de un mundo socialista, ecologista y decrecentista. Pero
para ello es necesario saber en qué bando de la barricada estás; donde la
lucha de clases está en su punto más atroz, más sanguinario, con el Capital en
su máximo esplendor, embistiendo por doquier. El futuro de su hijo, como el
suyo como el de todos los trabajadores está en esta lucha contra el
capitalismo porque el inmovilismo nos conducirá inexorablemente al fascismo.
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