La
iglesia católica y no quiero ser generalista, pongamos su jerarquía, los
funcionarios de Dios, esa cohorte fascistoide, plagada de pederastas, esa
legión de cuervos con faldas violadores de vidas ajenas; mantenidos por todos
incluso los desahuciados apaleados de la Almudena por la gracia de Dios y de su lacayo,
ese Torquemada español del siglo XXI llamado Rouco Varela.
La
actuación de este sátrapa no es nada fuera de lo común, todos sabemos la
trayectoria de la iglesia católica y romana a lo largo de la historia de
España, en todo momento de la mano de los poderosos y siendo un instrumento
eficaz de control sobre la sociedad. Aún a día de hoy estamos esperando una
condena del régimen genocida de Franco por parte de esta iglesia; la misma por
otro lado, que no sólo apoyó el golpe de Estado contra el régimen democrático
de la II República
sino que fue el instrumento primordial que dio cobertura ideológica a la
tiranía franquista.
Y
en eso estamos, viendo como estas ratas con faldas negras mandan desalojar la
catedral de La Almudena
donde se habían encerrado un grupo de personas para protestar contra los
desahucios de sus viviendas.
Es
deleznable, humillante y repulsivo como aún tenemos que soportar y sufrir el
castigo y la sinrazón de ver como a esta camarilla les tenemos que pagar sus
vicios, prebendas, estancias, escuelas y demás sólo porque sí, por designio
divino y, por supuesto, del gran tirano muerto o ¿sigue vivo entre los vivos?, atado y bien atado y amordazado sí que lo dejó.
Este
remedo de seudodemocracia o, mejor dicho, esta bazofia neoliberal borbónica,
caciquil y esclavista en la que vivimos donde aún estamos a vueltas con la
iglesia, la misma que dirige esa loca travesti de bata blanca, de origen nazi. Y aquí los desaventurados españolitos padeciendo al borbón, a la iglesia, a la banca, a los poderosos... manteniendo a esta banda
de amorales, criminales, terroristas que están violando y saqueando impunemente
nuestras vidas, nuestras esperanzas, nuestras ilusiones.
Me
sorprende que religiosos íntegros, cristianos combativos y admirables, estén
dentro de este complejo inquisitorial sin caer en contradicciones morales;
sabiendo como se sabe la posición y el (mal)trato que los jerarcas de la
iglesia y sus acólitos han perpetrado contra las clases populares en este país.
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