Después
de un duro caminar desde las cuencas mineras hasta Madrid han llegado para
defender su trabajo, su vida, su existencia los héroes mineros. Bregados en
luchas, rebeliones y revoluciones sociales como las del 34, vienen para que no
los destruyan, no los maten. Avanzando por pueblos, aldeas y ciudades han
sentido el clamor popular, el apoyo social pero, como era de esperar, han
sufrido en sus carnes la represión de los gendarmes del gran capital y la lapidación
de los portavoces de la gran Bestia neoliberal a través de sus medios de
manipulación de masas. Pero ahí están enhiestos, dignos, enormes reclamando lo
que es suyo en su marcha, en su huelga indefinida. Un ejemplo inmenso para
todos nosotros, para todos los trabajadores. Porque su mayor fuerza sería
nuestra unión completa, su voz es nuestra voz inexorablemente. Cuándo nos
quitaremos los temores, la apatía, la ignominia, la venda de los ojos que nos
está matando.
Explotados,
excluidos, sometidos, esclavizados… todos somos trabajadores. Hasta cuándo ese
miedo que paraliza, ese madre mía que me quede como esté…
Ellos
son la vanguardia, el ejemplo a seguir. Unámonos, destruyamos nuestras cadenas,
quitémonos los bozales, aullemos libres, apartémonos de la manada de borregos…
porque somos más, porque nos quieren esclavizar, enmudecer, drogar. Basta Ya!.
Gracias
mineros vuestra lucha es mi lucha, nuestra lucha.
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