El Lince Rojo

EL LINCE SOLITARIO RECORRE SU HÁBITAT LIBRE COMO EL VIENTO SIN OBEDIENCIAS, SERVIDUMBRES NI ADULACIONES.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

La extrema derecha



Toda persona, colectivo, organización que lucha contra el sistema económico, social, ideológico y cultural que padecemos es tildado de “extremista”; en él se mueven desde libertarios, comunistas, socialistas que les une el ansia por construir un mundo que se desvincule de esta marcha rápida y macabra hacia la autodestrucción.
La seudoizquierda que se confunde con la derecha ultraliberal que está asentada en el poder es la decente, la moderada, la que actúa de acuerdo con la realidad vigente, la responsable, la que administra el capitalismo, la que se sienta, habla y sirve los intereses de los privilegiados, es decir, lo mismo que hace la derecha.
Y aquí está el meollo de la cuestión, porque ahí es donde se asienta el poder y el control de la violencia, de la información, del pensamiento, de la economía, de la cultura.
Estamos viviendo, viajando por un mundo y por un estado de cosas donde la agresión, los golpes y la tiranía nos atiza cada vez más fuerte. ¿Dónde está entonces el extremismo?
Yo veo extremismo cuando a mi alrededor hay personas que viven en las calles, pidiendo porque no tienen nada que llevarse a la boca; les han mutilado su dignidad.
Yo veo extremismo cuando se desahucian de sus casas a más de 500 familias diarias en nuestro país, donde hay más de cinco millones de viviendas vacías. La injusticia, la policía y todos los verdugos que el Estado envía con toda su artillería disponible para arrojar a la intemperie a las personas, no hay otra forma de llamarlo que robo, estafa, crimen. La desesperanza que no vemos, el dolor y la rabia contenida de estas víctimas que en muchos casos han acabado muertas porque así lo ha dispuesto un sistema, un gobierno ladrón y asesino; es un crimen que el poder culpable oculta.
Yo veo extremismo el haber aprobado reformas laborales que legalizan el despido libre, que convierten al trabajador en una simple mercancía, donde los sueldos cada día son más bajos y las horas de trabajo más largas; que de la explotación al esclavismo cada vez el camino es más corto.
Yo veo extremismo cuando en un país hay un ejército de desempleados que llega ya a los seis millones de personas.
Yo veo extremismo cuando se detiene, se tortura, se apalea, se mutila a hombres, mujeres, niños que se manifiestan, se rebelan, dicen ¡BASTA! contra la barbarie social y económica que estamos malviviendo.
Yo veo extremismo cuando se regala a bancos dinero público por valor de 215.000 millones de euros desde que comenzó esta matanza social. A cada niño, a cada desheredado, a cada desahuciado, a cada pensionista… a todos nos han robado más de 1800 euros por cabeza para dárselo a los Rato, Botín, Fainé, González, Goirigolzarri y demás buitres y comadrejas que se nutren de la sangre de los de abajo.
Yo veo extremismo cuando las cárceles están llenas de pobres y vacías de especuladores, ladrones de guante blanco y demás asesinos y criminales de estado.
Yo veo extremismo cuando uno de cada cinco españoles está por debajo del umbral de la pobreza; un total de 11,5 millones de personas está en riesgo de exclusión social; de los cuales más de 2,2 millones son niños.
Yo veo extremismo cuando se privatiza la salud, la educación, y en definitiva, se mercantiliza todo el paupérrimo Estado social existente para expoliar más y mejor a las clases trabajadoras. Sumergiéndonos hacia las catacumbas de la miseria y el servilismo más abyecto. Nos quieren muertos, sin cerebro y esclavos para seguir con su existencia feliz, opulenta, llenos de todo a costa de la destrucción de casi todos nosotros.
Y más que extremismo veo exterminio cuando en el mundo mueren más de 80.000 personas de hambre cada día.
Extrema derecha es lo que padecemos día tras día vertiendo toda la violencia que el Estado pueda ofrecer para someternos a la barbarie cotidiana.
¡Luchemos contra el oprobio! Nos desean desfallecidos, sin pensamiento, desunidos y hambrientos. No hay mazmorras suficientes para tanta sanguijuela de este sistema asesino, ni hay años en el calendario que cubran el tiempo que toda esta manada homicida merece cumplir bajo la oscuridad de las noches eternas. 

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