El Lince Rojo

EL LINCE SOLITARIO RECORRE SU HÁBITAT LIBRE COMO EL VIENTO SIN OBEDIENCIAS, SERVIDUMBRES NI ADULACIONES.

sábado, 4 de mayo de 2013

Paseando por las catacumbas



Salgo de mi casa a pasear las piernas por las calles barcelonesas, en el primer cruce ya me encuentro a una mujer de mediana edad sentada en el suelo al lado de un supermercado, con la mano tendida para ver si desde lo alto le caen unos céntimos o algo de comida para poder engañar un rato al cuerpo. Y mientras los minutos y mis pasos avanzan en el trayecto dejo a otros individuos que empujan carritos de la compra llenos de chatarra industrial, tecnológica o que sé yo. Los excluidos entre los excluidos cada vez son más legión; la orgía capitalista los ha desechado como mercancía no válida; otros productos, perdón, seres humanos intentamos salir al paso de este horror económico y social en el que estamos sumergidos o hundidos según el grado de cataratas que tengamos y del ojo del que miremos.
Si logras venderte quizá te comercialicen por cuatro euros y algunos latigazos más y, con suerte, tus huesos irán a parar a un hogar reconfortable pero con tu vida totalmente secuestrada.
Mientras avanzo en mi caminar hacia ningún sitio esperando encontrarme en cualquier lugar me topo con una sucursal del Banco Santander, podría haber sido otra cualquiera, pero aquí me ha llamado la atención el colchón doblado que había dentro del cajero; un individuo dormirá allí, mientras el capo que detenta este banco anda suelto, rigiendo los destinos de esta Hispania al borde del cataclismo social y riéndose de todos nosotros, los que les pagamos sus fiestas, sus burbujas sean o no inmobiliarias, sus yates, sus dineros en Suiza sin derecho de retorno ni inspección fiscal que el diablo se las lleve consigo. Al ver a este personaje de nombre delincuente y de apellido Botín me viene a la mente otro ser desagradable que este mundo infierno se atrevió a vomitar, será por la estatura o por el perímetro craneal, si hombre sí el mismo que estás pensando tú; el virrey, el patriarca, el de Banca Catalana, otro más en la nómina de desfalcadores y de corruptos que ni cárcel pisan ni el viento se los lleva. Pues con este sujeto ultraconservador, antiobrero, xenófobo y ladrón, presuntamente que claro no está, el Dios de la corte de los CiU y de todo medio de intoxicación masiva del país de los Millet y los 400 ladrones que saquean estos lugares por donde transito y más allá, sufrimos una condena de más de veinte años padeciendo sus políticas neoliberales y continúa y sigue.
-¿Y que ha sido de este señor?
¡Calla, calla! Sólo de ver el rostro de semejante engendro la miopía se me dispara y tengo miedo de quedarme ciego. Como no te estaba diciendo, el actual padrino metido a símbolo para su lacayo el Mas corrupto, Jordi I el Omnipotente es el padre de unos hijos emprendedores y amantes del dinero público y amigos de todo tráfico de influencias que pasara por sus manos.
-¿Y no sería mejor dejarlos mancos por estafadores?
Hombre no digas esas cosas que aunque las palabras son inocentes nos pueden traer graves consecuencias. Por nada y menos a ciudadanos de este país del “dret a decidir” pasando por La Caixa y Pedralbes claro está les han dejado tuertos o desangrándose en comisarías.
-Perdona, no quería interrumpir….
No si no interrumpes, sólo quería comentar cuatro cosillas de la camorra nacionalista neoliberal catalana y muy independentista de Estado propio privatizado, ponme dos copas, que nos ultraja impunemente. Jordi Pujol Jr., un emprendedor vástago de los Pujol-Ferrusola, fue moviendo euro allí euro allá la insignificante cantidad de 32 millones a paraísos fiscales durante unos años mientras el otro, de nombre Oriol, pues nada trapicheando allí y acullá; un experto en hurtar y en el tráfico de influencias; ¡ah! y asesorado por un miembro de la familia Maragall, ya que está casado con una de las féminas de esta saga. En el poder y el robo todas las familias, las de siempre, se buscan y se encuentran. En fin cuanto cansa y que mal te deja el cuerpo con tanto latigazo, el espinazo se va a romper de un momento a otro y ya no hay vaselina suficiente para tanta violación ni mueca que coger al vuelo ante tanto cachondeo a costa nuestra.
Y cuando los pies ya no me llevan a ningún otro sitio que a las catacumbas donde el metro me espera para enlazar mi trayecto hacia otra dirección veo pasmado, con rabia, con lamento callado como unos vigilantes de nuestra cárcel aprehenden a un hombre ¿motivo? seguramente no pagar, viajar sin billete, no tener la indignante cantidad que te piden por subir a este transporte. Una barrera humana impide tu paso y allí unas personas vestidas de rojo, trabajadores del metro, y otras vestidas de azul y con porras te piden el billete. Trato vejatorio, trato de delincuentes, trato de ganado; miro y me veo caminando con la cabeza al revés; el bandido con el látigo a correazo limpio contra todos nosotros.
Justicia ¿dónde estás? ¿dónde te perdiste? La cárcel donde nos encontramos, las cadenas que nos imponen y las injusticias que nos imparten. Un oasis de muertes vivientes es el anhelo a esta depredación y a esta banalidad elevada a magnificencia es lo que desean. Me paro, me miro, me veo algo cambiado, me desnudo, me transformo, tiro mi viejo ropaje y me pongo algo más ligero para recoger el testigo y absorber la fuerza del caballo salvaje que no se ha dejado someter, que ha dado muerte a la obediencia y que ha elegido el camino de la resistencia, de la libertad ¡Libertad! Allá a lo lejos ahogada por las tropas neofascistas ya no escuchamos ni un leve suspiro de su boca. Andamos apañados, apaleados, mutilados y sin muletas.  
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