El Lince Rojo

EL LINCE SOLITARIO RECORRE SU HÁBITAT LIBRE COMO EL VIENTO SIN OBEDIENCIAS, SERVIDUMBRES NI ADULACIONES.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Trabajo precario, trabajo esclavo o sin trabajo remunerado

Cada vez se trabaja más y con salarios más bajos o, simplemente, el mercado laboral no compra ya determinadas manos que agonizan en el desempleo. En este país masacrado por la corrupción seis millones de trabajadores cobran menos de 700 euros al mes y ocho millones no llegan a la meta del paraíso infernal de los mil euros. Como dice un tal Rajoy; el capo de la mafia, el capataz de la finca hispana, el administrador de los bienes de los privilegiados de esta España amordazada por el capitalismo salvaje, y perdón por la redundancia, estamos saliendo por milésima vez de la crisis de las que ellos, estafadores institucionalizados, nunca entraron. Los amos de esta gentuza; malversadores y explotadores a partes iguales o más; esos grandes empresarios que han visto aumentar sus beneficios económicos el año pasado y el anterior mientras su mercancía humana perdía poder adquisitivo. Y aunque tengas un trabajo esclavo a tiempo completo o parcial de duración a conveniencia del señor del calabozo no te asegura que puedas pagarte el piso, la luz o la comida. Casi un 30% de la población española o lo que es lo mismo y es igual más de trece millones de almas errantes viven en la angustia de sufrir la exclusión social en la barbarie en la que malvivimos.
La ingeniería social, económica y política que lleva a cabo el poder está claro; la meta es el modelo chino o bangladesí. Tener amplios sectores de la población trabajadora esclavizadas en empleos precarios, infernales con sueldos de mierda y con una siniestralidad laboral alta. Mercancía de usar y tirar el sueño cumplido de la trama criminal política y empresarial evasora de impuestos y depredadora de todo bien común habido y por haber.
Sin el fin del trabajo asalariado con la emancipación de las clases precarizadas, de las capas populares no hay alternativa posible. Sin la socialización de los medios de producción no hay esperanza; mientras siga en manos de las clases opresoras sólo podremos vender nuestras manos y si el enemigo, el explotador, el capital no te la compra el abismo es el destino; y hoy por hoy aún malvendiendo tu fuerza de trabajo la miseria sigue siendo el plato frío que se sirve en nuestras mesas.

4 comentarios:

  1. Ay, Ángel, eso te pasa por no haberte metido a guardia civil, o a cura, o a agente inmobiliario, o a banquero... Has desperdiciado tu talento y ahora no tienes ni medalla, ni báculo, ni pisos, ni dinero... ¡Igual que yo, por cierto!

    Salud!

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  2. ¿Y de quien es a culpa?
    Porque yo he rechazado trabajos que otros con más recursos que yo se han quedado, ese es el problema, que queremos "ser ricos" y se aprovechan de nuestra ingenuidad y nuestra ambición.

    Algo más, sobre lo que mencionas, la solución no es terminar con el trabajo asalariado, hay que terminar con el trabajo, con la sociedad, tomar el ejemplo de las pequeñas comunidades rurales o indígenas que colaboran y suman esfuerzos, pero no trabajan para producir ni intercambiar, no tienen excedentes, solo subsisten ¡Y bastante bien y felices!

    Salud! (y viva Diógenes)

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    1. Estoy de acuerdo contigo; pero un primer paso que sería revolucionario es acabar con el trabajo asalariado y con todo tipo de explotación y jerarquización. Ir hacia una ruralización de la vida y tomar el ejemplo de las pequeñas comunidades indígenas es un espejo en el que hay mirar y aprender y, evidentemente, de los cínicos griegos; los grandes olvidados en todo plan de enseñanza doctrinario porque contienen ideas muy peligrosas no vaya a ser que a la gente le de por pensar.
      Salud!

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